CASA DE LA CULTURA DE SONSONATE HOMENAJEA AL POETA DEL MES DE SEPTIEMBRE

La actividad contó con la presencia de estudiantes universitarios, publico de los alrededores de la casa de la cultura y amigos visitantes asiduos de la casa de la cultura.
Luis Alonso Mejía "El Torogos" fue el encargado de la parte musical y asi deleitar al público con la letra de sus canciones, lo acompañó también el poeta Juan Mejicanos cantautor de música ranchera.
Miguel Ángel López Marenco, poeta Sonsonateco, miembro del Círculo de Escritores de Sonsonate (CES) desde su fundación.
En los años de 1958 a 1962 es becado por la extinta Guardia Nacional y cursa estudios de Filosofía en la Universidad Nacional.

Los estudios de Teología llegaron hasta el cuarto año, ya que Miguel Ángel tuvo que retirarse por razones involuntarias. Expulsado de El Salvador por sus convicciones Teosociales mantuvo sus principios cristianos. Jamás pudieron doblegar su fe y la esperanza.
Miguel Ángel López Marenco posee un lema:
“RECOGIENDO Y AUNANDO MIGAS DEL PAN LITERARIO (Porque no alcancé porción)”
Miguel Ángel López Marenco, es un poeta humilde que no le gusta la adulación y mucho menos el culto a su personalidad.
Su poesía está impregnada de su “esencia” como él mismo le llama. Nada separa de lo divino, trata al amor como el símbolo de la naturaleza de Dios, es decir Dios es el Amor por excelencia.
Su poesía es variada, pero prevalecen los temas relacionados con lo místico y culto a lo divino.
Aborda temas filosóficos para explicar la vida, de donde venimos y la trascendencia.
Busca por medio de sus escritos aportar a la resolución de la pobreza a través de ensayos que tienen como eje central la idea de Dios, a través de una economía solidaria.
Leer al poeta MANLOMAR es encontrarse con el sueño de mejorar la economía social.
Leer al poeta MANLOMAR es acercarse un poquito más a Dios y reconocer nuestra pequeñez.
"Hazme llevadera mi cruz,
hoy, que vivo y sufro tanto,
hoy, que puedo agradecerte, al menos una sonrisa
que endulce mi amargo vivir,
hoy, que peregrino con este pesado madero en mis espaldas,
hoy, que semi-desnudo y descalzo,
sediento y desconcertado
y lo peor con el estómago vacío,
ávido de un pan que mitigue mi hambre,
de agua que sacie mi sed,
o cambie esta que traigo sucia y raída;
de calzado que proteja mis pies cansados y heridos,
por la aspereza y accidentado
del sendero en que camino;
hoy, que evidente es la fatiga
y necesidad de un sitio en que pueda pernoctar
y descanse ya mi cuerpo ya extenuado.
Por ello y mucho más,
hazme llevadera mi cruz."
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